¨La evaluación no es otra cosa que el proceso consistente en ir recogiendo de manera sistemática evidencias respecto a aquello que hemos elegido como objeto de una apreciación o valoración, de tal modo que en algún momento dado, podamos emitir un juicio fundamentado sobre tal objeto”.
(San Martín, A. y Beltrán, F)
En el marco de la gestión institucional y curricular, la evaluación constituye una práctica inherente al proceso de implementación del Proyecto Educativo Institucional, cuyos principios y propósitos perfilan la valoración de las prácticas educativas. Desde estas consideraciones la evaluación se transforma en una práctica sistemática de la cultura institucional, que se desarrolla en cada una de las etapas de la dinámica institucional y abarca todos los fenómenos educativos implicados.
Pensar la tarea supervisiva interpela los sustentos teóricos, por lo que al momento de definir las modalidades con las que se supervisarán las propuestas pedagógicas de los equipos docentes, se debe revisar la pertinencia de los mismos a la luz de los marcos teóricos que se proponen desde los documentos educativos jurisdiccionales.
Las prácticas evaluativas constituyen una toma de decisión e intención institucional que habilita el análisis, la reflexión y los ajustes pertinentes para propiciar prácticas pedagógicas superadoras. La evaluación no sólo debe dirigirse al alumno sino también ser entendida como un proceso complejo que abarca al docente, sus estrategias y a la institución. De manera implícita y explícita está presente siempre en la escuela, por lo que si a los tiempos destinados formalmente para evaluar agregamos aquellos otros momentos informales de evaluación, veremos que forma parte indisoluble de todo el proceso educativo.
Las planificaciones didácticas, consideradas hipótesis de trabajo y por ende, las previsiones didácticas que las constituyen, si bien no son determinantes, permiten explicitar ideas, pretensiones, intenciones, propósitos que posibilitan la revisión de la propia práctica en cuanto a la coherencia con la meta planteada y las realizaciones efectuadas. Tal revisión implica evaluar la relación que existe entre qué se enseña y cómo se enseña, para analizar los aprendizajes que se promueven.
La evaluación de las propuestas pedagógicas es una actividad que debe promover la búsqueda de nuevas alternativas de enseñanza cuando posibilita el estudio crítico de la práctica para comprenderla y definir cursos de acción que permitan su transformación. De allí que la conformación de documentación pedagógica en el ámbito institucional posibilita procesos conjuntos de construcción de conocimiento, contextualizados, sistemáticos, provisorios, acerca de los procesos de aprendizaje de los alumnos y los procesos de enseñanza de los docentes.
Es precisamente considerar el proceso de enseñanza como foco de la mirada institucional. La intervención didáctica en la enseñanza supone una anticipación, una puesta en acción y una evaluación que se juegan de un modo dialéctico, donde se entrecruzan: necesidades y deseos propios de quien asume la enseñanza; necesidades y deseos propios del sujeto de aprendizaje; opciones y posturas frente al contenido. El poder articular estas dimensiones exige una permanente actitud reflexiva. Interesa particularmente partir de la enseñanza y su gestión porque es desde donde se pueden generar las estrategias más adecuadas para el seguimiento de los logros de los alumnos.
Stenhouse (1984) afirma que lo que mejora la acción educativa no es tanto la investigación sobre los docentes sino la de los docentes al analizar su actividad. La práctica docente de por sí inmersa en una realidad de alta complejidad en la que todas las variables están cohesionadas y relacionadas, no es una acción lineal sino que constituyen una imbrincada trama de relaciones
Es por ello que será necesario definir, acotar y seleccionar los aspectos a evaluar para promover el análisis, la reflexión, el replanteo de las propuestas en el marco de la construcción colectiva del saber didáctico. Ello permitirá:
tomar conciencia de lo que se está haciendo y de los objetivos que se pretenden alcanzar
realizar las modificaciones correspondientes en las planificaciones atendiendo a las dificultades que irán apareciendo en el proceso de aprendizaje de los alumnos.
adaptar el Proyecto Institucional a las condiciones de la práctica docente.
reflexionar sobre las fortalezas y las debilidades basándose en esta reflexión a la hora de hacer modificaciones en la forma de enseñar.
percibir fielmente y con honestidad la actuación en el aula.
encontrarse con las necesidades profesionales y buscar o crear estrategias para satisfacerlas.
La evaluación posibilita develar las prácticas, teorizar en términos de procesos institucionales, analizar las estrategias didácticas utilizadas, reflexionar acerca de los modos de planificar, de seleccionar las actividades de aprendizaje y los materiales didácticos, etc. Las entrevistas de devolución a posteriori de las observaciones áulicas, así como las jornadas de intercambio constituyen un espacio preciado para recuperar la mirada sobre las propuestas, el análisis reflexivo y su superación. Así como construir colaborativamente los criterios e indicadores de las diferentes instancias evaluativas de la gestión educativa a partir de la documentación pedagógica que se fue conformando.
En el diseño del Proyecto Educativo Supervisivo se utilizan distintos recursos para conocer e interpretar la realidad que se aborda. La explicación e interpretación de la realidad es una tarea compleja que exige de diversos enfoques, herramientas y aportes. Para que un sistema de indicadores refleje adecuadamente una realidad compleja, deben construir un conjunto organizado y coherente de la misma, y no una simple yuxtaposición de datos, que sea capaz de representar no sólo parcelas aisladas, sino también las relaciones que existen entre ellas y apoyarse en algún marco teórico de los procesos educativos.
Los instrumentos de evaluación refieren a los sustentos materiales y a las formas que asumen las evaluaciones, deben suministrar información relevante y fácilmente comprensible, contar con aceptación, credibilidad y la obtención de datos e información debe ser viable.
Los criterios de evaluación son los aspectos de los procesos de enseñanza y de aprendizaje que elegimos, con fundamentos claros y contundentes para evaluar. Por un lado, están relacionados con un marco teórico, y por otro, con indicadores empíricos. El criterio es una pauta preestablecida que se ajusta a la concepción del objeto y a la intencionalidad de la evaluación. Esta pauta no es prescriptiva y se puede presentar en espectros de alternativas.
Los indicadores son las referencias que usamos para “ver” en la evaluación. Son datos empíricos a los que atendemos y que se manifiestan en los instrumentos de evaluación que vamos a emplear. A cada criterio le corresponden sus indicadores. Por ejemplo ante el criterio: “La calidad de la intervención docente según los momentos de desarrollo de la actividad observada: juego dramático”, los posibles indicadores podrían estar definidos como “la disponibilidad corporal, las enunciación de preguntas orientadoras, la incorporación al juego, la desestructuración de roles estereotipados”, etc.
Otro ejemplo de criterio “la planificación del tiempo” permite pensar sus indicadores: “la previsión de acuerdos intersecciones”, “respeto por tiempos individuales”, “respeto por tiempos grupales”, “frecuencia semanal de la propuesta”, “distribución del tiempo al interior de la actividad”, etc.
La elaboración de records o grillas implica la selección de determinados indicadores. El indicador es un instrumento que proporciona información acerca de algún aspecto significativo de la realidad educativa. El indicador no es más que una señal que permite captar y representar aspectos de una realidad que no son directamente accesibles al observador. La construcción de indicadores permite acercarse a diversos aspectos del ámbito de trabajo. Dos rasgos definen a los indicadores: su carácter sintético y su capacidad para orientar la toma de decisiones. Es decir que se convierte en un instrumento que permite destacar de modo sintético lo más relevante del campo de actuación y orientar así o explicar la toma de decisiones.
Si los indicadores constituyen una representación sintética de una determinada realidad, su principal utilidad debe ser la de ofrecer una perspectiva general acerca del estado o situación de la misma. Los indicadores permiten aumentar nuestro conocimiento de los problemas educativos, aportar interpretaciones de los mismos y proporcionan información para discutir posibles soluciones a los problemas detectados.
En el caso de la supervisión del área de JUEGO, motivo de reflexión particular en estos momentos de implementación del Diseño Curricular para la Educación Inicial de la Provincia de Buenos Aires, y en el contexto de una construcción colectiva producto de reuniones, intercambios y argumentaciones de los equipos directivos del distrito podemos consensuar entre los criterios que orientarán la evaluación de las propuestas pedagógicas los siguiente:
- La coherencia entre la planificación diseñada y la inclusión del área de Juego.
- La relación entre la observación de la situación lúdica realizada y la secuenciación semanal prevista.
- La época del año en la que se realiza la observación áulica.
- El tipo de juego seleccionado.
- La diferenciación de los momentos de la actividad: inicio, desarrollo, cierre.
- La calidad de la intervención docente según los momentos de desarrollo de la actividad observada.
- La relación entre los procesos de apropiación de los contenidos del área y los contenidos estructurados desde otras áreas curriculares.
- La previsión de los condicionantes del juego: consignas, espacio, tiempo, agrupamientos, materiales educativos, clima áulico.
- El registro docente de lo observado individual o grupalmente para enriquecer sus propuestas de juego y /o efectuar ajustes.
- Las instancias de evaluación que se habilitan.
La definición de indicadores que concretizan estos criterios estará enmarcada en la contextualización institucional y en la impronta que cada equipo directivo y docentes deseen darle a la gestión curricular e institucional.
Una escuela que crea y valora las condiciones institucionales para una concepción democrática de la evaluación prioriza,
los procesos de autoevaluación y propone un modo de construcción de conocimiento fundado, autónomo y crítico.
Lic. Cristina Crespo.
Bibliografía
- Ander Egg, Ezequiel, Técnicas de Investigación Social. Ed. El Cid Cap 9, 10,11.
- Camilloni, Alicia; Celman, S., Litwin,E y Palou de Maté, M. La evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo. Paidós, Bs.As., 1998
- Dirección General de Cultura y Educación Diseño Curricular para la Educación Inicial. Res. 4069/08. Provincia de Bs. As. 2008.
- Dussel, I. y Southwell, M. Evaluar ¿Para qué, para quiénes? Dossier Revista El monitor de la educación Nº 17 5ta. Época julio/agosto 2008.
- Padua, Jorge. Técnicas de investigación aplicadas a las Ciencias Sociales. Ed. FCE Cap 3 y 6.
- Santos Guerra, Miguel A. Patología general de la evaluación educativa. Publicación virtual. Universidad de Málaga.
- Santos Guerra, Miguel Ángel. 20 paradojas de la evaluación en la universidad española. Revista electrónica http//www.uva.es/aufop/aufopweb.htm.
- Santos Guerra, Miguel A. La evaluación como aprendizaje. Una flecha en la diana. Bonum, 2007.
- San Martín, Ángel y Beltrán, Francisco (1993): La organización escolar en Cuadernos de Pedagogía N° 219, Madrid.
- Tiana Ferrer, Alejandro. Que son y que pretenden. En Cuadernos de Pedagogía N° 256
(San Martín, A. y Beltrán, F)
En el marco de la gestión institucional y curricular, la evaluación constituye una práctica inherente al proceso de implementación del Proyecto Educativo Institucional, cuyos principios y propósitos perfilan la valoración de las prácticas educativas. Desde estas consideraciones la evaluación se transforma en una práctica sistemática de la cultura institucional, que se desarrolla en cada una de las etapas de la dinámica institucional y abarca todos los fenómenos educativos implicados.
Pensar la tarea supervisiva interpela los sustentos teóricos, por lo que al momento de definir las modalidades con las que se supervisarán las propuestas pedagógicas de los equipos docentes, se debe revisar la pertinencia de los mismos a la luz de los marcos teóricos que se proponen desde los documentos educativos jurisdiccionales.
Las prácticas evaluativas constituyen una toma de decisión e intención institucional que habilita el análisis, la reflexión y los ajustes pertinentes para propiciar prácticas pedagógicas superadoras. La evaluación no sólo debe dirigirse al alumno sino también ser entendida como un proceso complejo que abarca al docente, sus estrategias y a la institución. De manera implícita y explícita está presente siempre en la escuela, por lo que si a los tiempos destinados formalmente para evaluar agregamos aquellos otros momentos informales de evaluación, veremos que forma parte indisoluble de todo el proceso educativo.
Las planificaciones didácticas, consideradas hipótesis de trabajo y por ende, las previsiones didácticas que las constituyen, si bien no son determinantes, permiten explicitar ideas, pretensiones, intenciones, propósitos que posibilitan la revisión de la propia práctica en cuanto a la coherencia con la meta planteada y las realizaciones efectuadas. Tal revisión implica evaluar la relación que existe entre qué se enseña y cómo se enseña, para analizar los aprendizajes que se promueven.
La evaluación de las propuestas pedagógicas es una actividad que debe promover la búsqueda de nuevas alternativas de enseñanza cuando posibilita el estudio crítico de la práctica para comprenderla y definir cursos de acción que permitan su transformación. De allí que la conformación de documentación pedagógica en el ámbito institucional posibilita procesos conjuntos de construcción de conocimiento, contextualizados, sistemáticos, provisorios, acerca de los procesos de aprendizaje de los alumnos y los procesos de enseñanza de los docentes.
Es precisamente considerar el proceso de enseñanza como foco de la mirada institucional. La intervención didáctica en la enseñanza supone una anticipación, una puesta en acción y una evaluación que se juegan de un modo dialéctico, donde se entrecruzan: necesidades y deseos propios de quien asume la enseñanza; necesidades y deseos propios del sujeto de aprendizaje; opciones y posturas frente al contenido. El poder articular estas dimensiones exige una permanente actitud reflexiva. Interesa particularmente partir de la enseñanza y su gestión porque es desde donde se pueden generar las estrategias más adecuadas para el seguimiento de los logros de los alumnos.
Stenhouse (1984) afirma que lo que mejora la acción educativa no es tanto la investigación sobre los docentes sino la de los docentes al analizar su actividad. La práctica docente de por sí inmersa en una realidad de alta complejidad en la que todas las variables están cohesionadas y relacionadas, no es una acción lineal sino que constituyen una imbrincada trama de relaciones
Es por ello que será necesario definir, acotar y seleccionar los aspectos a evaluar para promover el análisis, la reflexión, el replanteo de las propuestas en el marco de la construcción colectiva del saber didáctico. Ello permitirá:
tomar conciencia de lo que se está haciendo y de los objetivos que se pretenden alcanzar
realizar las modificaciones correspondientes en las planificaciones atendiendo a las dificultades que irán apareciendo en el proceso de aprendizaje de los alumnos.
adaptar el Proyecto Institucional a las condiciones de la práctica docente.
reflexionar sobre las fortalezas y las debilidades basándose en esta reflexión a la hora de hacer modificaciones en la forma de enseñar.
percibir fielmente y con honestidad la actuación en el aula.
encontrarse con las necesidades profesionales y buscar o crear estrategias para satisfacerlas.
La evaluación posibilita develar las prácticas, teorizar en términos de procesos institucionales, analizar las estrategias didácticas utilizadas, reflexionar acerca de los modos de planificar, de seleccionar las actividades de aprendizaje y los materiales didácticos, etc. Las entrevistas de devolución a posteriori de las observaciones áulicas, así como las jornadas de intercambio constituyen un espacio preciado para recuperar la mirada sobre las propuestas, el análisis reflexivo y su superación. Así como construir colaborativamente los criterios e indicadores de las diferentes instancias evaluativas de la gestión educativa a partir de la documentación pedagógica que se fue conformando.
En el diseño del Proyecto Educativo Supervisivo se utilizan distintos recursos para conocer e interpretar la realidad que se aborda. La explicación e interpretación de la realidad es una tarea compleja que exige de diversos enfoques, herramientas y aportes. Para que un sistema de indicadores refleje adecuadamente una realidad compleja, deben construir un conjunto organizado y coherente de la misma, y no una simple yuxtaposición de datos, que sea capaz de representar no sólo parcelas aisladas, sino también las relaciones que existen entre ellas y apoyarse en algún marco teórico de los procesos educativos.
Los instrumentos de evaluación refieren a los sustentos materiales y a las formas que asumen las evaluaciones, deben suministrar información relevante y fácilmente comprensible, contar con aceptación, credibilidad y la obtención de datos e información debe ser viable.
Los criterios de evaluación son los aspectos de los procesos de enseñanza y de aprendizaje que elegimos, con fundamentos claros y contundentes para evaluar. Por un lado, están relacionados con un marco teórico, y por otro, con indicadores empíricos. El criterio es una pauta preestablecida que se ajusta a la concepción del objeto y a la intencionalidad de la evaluación. Esta pauta no es prescriptiva y se puede presentar en espectros de alternativas.
Los indicadores son las referencias que usamos para “ver” en la evaluación. Son datos empíricos a los que atendemos y que se manifiestan en los instrumentos de evaluación que vamos a emplear. A cada criterio le corresponden sus indicadores. Por ejemplo ante el criterio: “La calidad de la intervención docente según los momentos de desarrollo de la actividad observada: juego dramático”, los posibles indicadores podrían estar definidos como “la disponibilidad corporal, las enunciación de preguntas orientadoras, la incorporación al juego, la desestructuración de roles estereotipados”, etc.
Otro ejemplo de criterio “la planificación del tiempo” permite pensar sus indicadores: “la previsión de acuerdos intersecciones”, “respeto por tiempos individuales”, “respeto por tiempos grupales”, “frecuencia semanal de la propuesta”, “distribución del tiempo al interior de la actividad”, etc.
La elaboración de records o grillas implica la selección de determinados indicadores. El indicador es un instrumento que proporciona información acerca de algún aspecto significativo de la realidad educativa. El indicador no es más que una señal que permite captar y representar aspectos de una realidad que no son directamente accesibles al observador. La construcción de indicadores permite acercarse a diversos aspectos del ámbito de trabajo. Dos rasgos definen a los indicadores: su carácter sintético y su capacidad para orientar la toma de decisiones. Es decir que se convierte en un instrumento que permite destacar de modo sintético lo más relevante del campo de actuación y orientar así o explicar la toma de decisiones.
Si los indicadores constituyen una representación sintética de una determinada realidad, su principal utilidad debe ser la de ofrecer una perspectiva general acerca del estado o situación de la misma. Los indicadores permiten aumentar nuestro conocimiento de los problemas educativos, aportar interpretaciones de los mismos y proporcionan información para discutir posibles soluciones a los problemas detectados.
En el caso de la supervisión del área de JUEGO, motivo de reflexión particular en estos momentos de implementación del Diseño Curricular para la Educación Inicial de la Provincia de Buenos Aires, y en el contexto de una construcción colectiva producto de reuniones, intercambios y argumentaciones de los equipos directivos del distrito podemos consensuar entre los criterios que orientarán la evaluación de las propuestas pedagógicas los siguiente:
- La coherencia entre la planificación diseñada y la inclusión del área de Juego.
- La relación entre la observación de la situación lúdica realizada y la secuenciación semanal prevista.
- La época del año en la que se realiza la observación áulica.
- El tipo de juego seleccionado.
- La diferenciación de los momentos de la actividad: inicio, desarrollo, cierre.
- La calidad de la intervención docente según los momentos de desarrollo de la actividad observada.
- La relación entre los procesos de apropiación de los contenidos del área y los contenidos estructurados desde otras áreas curriculares.
- La previsión de los condicionantes del juego: consignas, espacio, tiempo, agrupamientos, materiales educativos, clima áulico.
- El registro docente de lo observado individual o grupalmente para enriquecer sus propuestas de juego y /o efectuar ajustes.
- Las instancias de evaluación que se habilitan.
La definición de indicadores que concretizan estos criterios estará enmarcada en la contextualización institucional y en la impronta que cada equipo directivo y docentes deseen darle a la gestión curricular e institucional.
Una escuela que crea y valora las condiciones institucionales para una concepción democrática de la evaluación prioriza,
los procesos de autoevaluación y propone un modo de construcción de conocimiento fundado, autónomo y crítico.
Lic. Cristina Crespo.
Bibliografía
- Ander Egg, Ezequiel, Técnicas de Investigación Social. Ed. El Cid Cap 9, 10,11.
- Camilloni, Alicia; Celman, S., Litwin,E y Palou de Maté, M. La evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo. Paidós, Bs.As., 1998
- Dirección General de Cultura y Educación Diseño Curricular para la Educación Inicial. Res. 4069/08. Provincia de Bs. As. 2008.
- Dussel, I. y Southwell, M. Evaluar ¿Para qué, para quiénes? Dossier Revista El monitor de la educación Nº 17 5ta. Época julio/agosto 2008.
- Padua, Jorge. Técnicas de investigación aplicadas a las Ciencias Sociales. Ed. FCE Cap 3 y 6.
- Santos Guerra, Miguel A. Patología general de la evaluación educativa. Publicación virtual. Universidad de Málaga.
- Santos Guerra, Miguel Ángel. 20 paradojas de la evaluación en la universidad española. Revista electrónica http//www.uva.es/aufop/aufopweb.htm.
- Santos Guerra, Miguel A. La evaluación como aprendizaje. Una flecha en la diana. Bonum, 2007.
- San Martín, Ángel y Beltrán, Francisco (1993): La organización escolar en Cuadernos de Pedagogía N° 219, Madrid.
- Tiana Ferrer, Alejandro. Que son y que pretenden. En Cuadernos de Pedagogía N° 256